La revolución eólica de Argentina apunta hacia el futuro.

Ya existen 31 parques eólicos que pasarán a la fase de construcción. Crearán nuevos empleos y empresas.

En menos de tres años, Argentina ha construido una industria eólica que está empezando a ser reconocida en todo el mundo. Los hechos están a la vista de todos: más de 3.700 MW de potencia eólica adjudicada, distribuida en tres ofertas exitosas de RenovAR, los proyectos revividos bajo la Resolución 202 y el nuevo mercado privado de PPA (MATER), todo esto a precios competitivos internacionales.

Si bien varios proyectos ya están en funcionamiento y suministran energía, los beneficios reales se sentirán en los próximos dos años, ya que la gran mayoría de los proyectos adjudicados pasarán a la fase de construcción. En la actualidad, un total de 31 parques eólicos ya están en esta etapa, y los otros se están moviendo rápidamente al cierre financiero. Estos proyectos crearán miles de nuevos empleos y docenas de nuevas empresas en los próximos años.

Las razones estructurales para el éxito de la industria eólica son claras: Argentina tiene algunos de los mejores recursos eólicos del mundo, tanto en su costa como en el interior.

Tiene una fuerte tradición en ingeniería y producción industrial, y tiene una fuerza laboral altamente educada.

Existe una gran necesidad de nuevas fuentes de energía, ya que el parque de generación argentino está compuesto principalmente por antiguas plantas termoeléctricas a gas que son costosas y muchas de ellas tendrán que retirarse en los próximos años.

Mientras tanto, los precios de la energía eólica han caído en todo el mundo, impulsados ??por mejoras en la tecnología, subastas competitivas en lugares tan diversos como Sudáfrica, Brasil y Alemania, y una fuerte demanda de las compañías líderes en el mundo, como Google, Amazon, Heineken e Ikea.

El viento es barato, no emite dióxido de carbono ni contamina el aire, y se despliega rápidamente: un parque eólico a gran escala puede desarrollarse, financiarse y construirse en dos años, en comparación con un marco de tiempo de entre cinco y ocho años para una planta termoeléctrica de gran escala.

La industria eólica también puede desempeñar su papel para ayudar a aliviar las presiones actuales sobre la economía argentina; atrayendo la inversión directa y ayudando a la balanza de pagos, estimulando el crecimiento económico y creando empleos.

El viento es un recurso nacional que no puede agotarse y no necesita ser importado, una vez que las plantas hayan sido construidas, proporcionarán energía por 25 años o más, sin la necesidad de combustible. Además, si el mercado eólico de la Argentina continúa creciendo, los fabricantes comenzarán a adquirir cada vez más turbinas y componentes a nivel local (dos empresas internacionales ya anunciaron planes para instalar plantas aquí) y Argentina podría convertirse en exportadora de maquinaria y servicios para América Latina y el resto del mundo.

Obviamente, las presiones actuales sobre los mercados financieros no ayudan en términos de crear condiciones de inversión favorables para la energía eólica, pero a pesar del contexto, la experiencia de GWEC en los mercados internacionales nos indica que la Argentina cuenta ya con lo más importante para el despegue de las renovables: la voluntad política ya expresada de apoyar su crecimiento y el lugar atractivo que sigue ocupando en el mundo inversor. Confío en que la industria eólica será una parte importante de la solución energética argentina en el futuro.

Ben Backwell es presidente del Global Wind Energy Council (GWEC) y autor de “Energía eólica: la lucha por el control de una nueva industria global”.

https://www.evwind.com/2018/09/03/la-revolucion-eolica-de-argentina-apunta-hacia-el-futuro/

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